Un acuerdo verde
EU y la Unión Europea necesitanasumir compromisos comunesen investigación y desarrollode energías renovables.
Impulsada por el caos de la guerra en Ucrania, Europa se da cuenta de que necesita fuentes de energía más amigables. Al otro lado del Atlántico, el presidente Joe Biden debe hacer frente a los conservadores que afirman que él es el culpable de la inflación. Tanto a Estados Unidos (EU) como a la Unión Europea (UE) les interesa unirse en materia de seguridad económica y competitividad en un mundo cada vez más polarizado.
Esto exige no solo un plan de abastecimiento de energía más inteligente y seguro, sino también un camino claro hacia la neutralidad del carbono y la inversión en las tecnologías limpias más estratégicas, que también impulsarán el empleo y el crecimiento del siglo XXI.
La UE por fin comprendió que no hay vuelta atrás en la dependencia de la energía rusa. Está acelerando su propia transición hacia alternativas a los combustibles fósiles. Pero no se puede obviar el hecho de que, en los próximos años, necesitará algunos combustibles fósiles para cubrir la brecha. ¿Puede venir más de EU?
La Casa Blanca espera que sí. La secretaria de Energía estadunidense, Jennifer Granholm, dijo que el país está ahora “en pie de guerra” y la industria debe “producir más ahora mismo, donde se pueda y si se puede”. También mencionó que el gobierno facilitará las concesiones de permisos para nuevos oleoductos.
Se trata de un giro de 180 grados para el presidente, que construyó su campaña en torno a la transición energética verde. Los republicanos ya culpan a las restricciones impuestas por Biden a las nuevas perforaciones de combustibles fósiles por el aumento de los precios del gas.
Los inversores son otro reto. Wall Street no veía con buenos ojos el sector energético, que pasa por ciclos regulares de auge y caída de los gastos de capital en función del precio del petróleo.
La crisis a corto plazo no debe hacer descarrilar el objetivo hacia las energías limpias. Pero para esto es necesario que EU y Europa estén en la misma página en las mediciones. Ambos podrían asumir compromisos comunes en investigación y desarrollo de energías renovables. Incluso podrían llegar a una estrategia industrial para las baterías ecológicas.
Es mucho lo que hay que abordar. Pero pensar a lo grande es la única manera de superar esta crisis energética sin sacrificar el futuro del planeta.